sábado, 29 de septiembre de 2012


CARTAS DE UN ADVENEDIZO IRLANDES.

1. PRIMERA SEMANA DE NAUFRAGIO.

En el principio fue el otoño. Las hojas perpetuas y la fotosíntesis del pasado que se vuelve para llamar a tu puerta. Se trata de ese espejo que gira y gira para concentrar su reflejo a la espalda de los recuerdos y de la dulce vuelta. La pureza de la palabra es la depuración del pasado. El recuerdo como divagación inútil de lo irresoluto. Este es el espejo que gira para retratar una hoja que cae lenta en el suelo del otoño. James Joyces perdido en su propio Ulises, Neruda desnudo en el poema 22 si la hubiera escrito. Perdido como Edipo, así se encuentra un alma fuera de su lugar. Una playa vacía, no espera visita hasta que el hombre sin dios ni cielo es arrojado.  Las llamas lo persiguen y el huye de la pasión y el odio. Allí cabe la ira celeste, aquí abajo se sufre, se suda y se muere. No hay mayor verdad que la negación de la misma. No existe nada, que a nada no llegue. El camino se hace con sangre en los pies, el viaje comienza, el otoño continua y el alma se estanca en las flores muertas. Ahora vuelve el espejo y se ve pasar un río por un puente normando, los edificios de los bárbaros que llegaron aquí para construir su nueva Roma. Aquí y allí el hombre desnudo avanza y se hace el hombre, a través de sudar sangre y del sufrimiento conducido por el arte. Allí donde el hombre sufre, el arte florece. Mas tarde el limo baña la playa y el Nilo enriquece a los esclavos, cuarenta años después llegarán sin Moisés mas allá de lo prometido, para comer el maná eterno de la existencia. 

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