lunes, 11 de junio de 2012



Sobre los clásicos.

Me considero un lector omnívoro. Pero sobre todo un lector de clásicos son modelos que a la vez construyen personas, con valores ya olvidados. Estos clásicos son ventanas a mundos ya perdidos. Móntate con Verne querido amigo, te espero en ochenta días.
Observa a Edipo y su destino. Elige el bando y lucha con Aquiles o con Héctor. Huye de Troya como Eneas. Aprende la prosa de Gáldos. Lucha en cruzadas eternas. No olvides que Lázaro espera un nuevo amo. Pero, por favor, nunca olvides esos libros que ves tan antiguos. Pues alguno te cambiara la vida.

Reivindico la literatura que de verdad lo es. Aquella que navega hacia el ideal. Aquella que nunca piensa en la industria, aquella que al fin y al cabo es verdadera y no mediatizada.

Abogo por volver a esa literatura de intención espontánea. Y darle la espalda a cualquier tipo de libro que se ajuste a lo que la industria le pide. Desde luego ese es el último camino para la inmortalidad literaria. No me imagino a Cervantes pensando en su editor. Ni a flaubert pensando cuanto vendería. Y mucho menos a Lorca calculando beneficios.

Hagámosle  un favor a la literatura e ignoremos todo aquello que huela a puro mercadeo.


Este texto lo escribí cuando entré en la carrera. Creamos una revista que sólo tuvo dos números, se llamaba miscelanea. Sé que a muchos le parecerá rara mi opinión, pero ahora que voy de paso por la carrera pienso igual que antes.


Un saludo. Rafa.

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