martes, 12 de junio de 2012

MUTATIO (MENS DORMIENS)


Me despierto en mitad de la noche y al querer levantarme de la cama noto que algo ha cambiado, porque no estoy sobre ella, sino en el suelo, y no es el suelo de mi dormitorio. Esto es muy raro…

El sitio en el que me encuentro es un recinto rectangular que estaría totalmente desierto y solitario si no fuera por una enorme silla colocada en el centro de la habitación; sentado encima de ella un niño, también gigantesco, permanece quieto y callado. Me dirijo hacia ellos y cuando alcanzo el asiento trepo por él hasta llegar a la pierna del niño; intento tocarla y llamar su atención, pero no puedo… ¡porque no tengo manos! Confundido, me doy cuenta de que hay una puerta abierta. Así que bajo de la silla y antes de marcharme me giro y compruebo que el niño tiene una nariz larguísima.

La puerta que atravieso me lleva a otro cuarto en el que no percibo nada ni a nadie, excepto una ventana que, ¡mala suerte!, está cerrada, pero tiene unos llamativos cristales de colores que parecen estar hechos de caramelo transparente. Subo con facilidad hasta ella, pues quiero saber si ese material es comestible, pero cuando me planto junto a la ventana e intento chupar el cristal no puedo hacerlo… ¡porque no tengo lengua!

Asustado por esta nueva revelación, pronto descubro que el cuarto también tiene una puerta de salida y de entrada a otra estancia de la cual emerge una oscura niebla; voy para allá e intento olfatear la neblina para confirmar si es humo o sólo aire, pero no puedo averiguarlo porque… ¡no tengo nariz! De todas formas, me decido, valiente, a colarme en la estancia cuando, de repente, un lobo inmenso sale disparado de ella con el rabo achicharrado por el fuego.

Aun así me adentro en el interior de la habitación y lo único que detecto en ella es una chimenea encendida y otra puerta que me conduce a una sala donde hallo a un hombre de pie, con sus manos sujetando un objeto que está pegado a sus labios. Me acerco un poco más para adivinar que se trata de un instrumento musical, aunque yo no puedo escuchar la música… ¡porque tampoco tengo orejas! 

Me escapo de allí aterrado y accedo a la quinta habitación que contiene un espejo descomunal, anclado desde el suelo hasta casi rozar el techo. Me coloco justo delante de él para ver, por fin, aquello en lo que me he convertido, pero cuando miro… ¡no me veo reflejado! ¡¿Dios mío, soy un vampiro?! Mientras pienso en ello, aparece un rostro humano en el espejo que me dice así:
- Te felicito por haber venido hasta aquí. Ahora tres preguntas te doy a elegir, pero te advierto que sólo los extranjeros que hablan en verso obtienen una respuesta de mí.

A pesar de la sorpresa, consigo calmarme y empiezo el interrogatorio:
- Oh, Espejito adorado, ¿sabes tú en qué monstruo me he transformado?
- En el “Bicho del Libro” te convirtió Merlín, o Insectum Libri, si te gusta más en latín.
- Y, ¿en qué lugar encantado he quedado atrapado?
- En una Antología de Literatura Infantil.
- Y, ¿qué hago para retornar a mi hogar abandonado?
- Debes repetir lo que dijo Dorothy tras sacudir sus chapines de rubí.

En ese momento tiro de mi memoria, reproduzco mentalmente el final de El Mago de Oz y, aunque no riman, las palabras de Dorothy acuden en mi ayuda:
- “Se está mejor en casa que en ningún lado, se está mejor en casa que en ningún lado, se está mejor en casa que en ningún lado…”

 Me despierto de nuevo y compruebo que, esta vez sí, tengo todo lo que hay que tener para tocar, saborear, oler, oír y mirar. Me levanto de la cama y cojo el libro que estaba leyendo instantes antes de caer rendido por el sueño. Al abrirlo y hojearlo veo desfilar por él a Pinocho, Hansel y Gretel, Los tres cerditos, El flautista de Hamelín… Pero al llegar al cuento de Blancanieves tengo que detenerme, porque ahí, consumido y aplastado por el peso de las páginas, descansa mi alter ego: el Bicho de los Libros o Insectum Librorum, si os gusta más en latín.

 

5 comentarios:

  1. Me alegro de que por fin hayas roto el maleficio...ahora sólo tienes te queda coger carrerilla....

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  2. Me alegro de que por fin hayas roto el maleficio...ahora sólo tienes te queda coger carrerilla....

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  3. Ya te comenté en su día que me encantó y me alegro verlo aquí reflejado para deleite de nuestros sentidos.
    Un saludo Estrella!

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  4. Estrella, no puedes dejar de escribir tus historias. Es todo un gustazo leerlas.

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  5. Muchas gracias a las tres. Me ha costado arrancar con esto del blog porque cada vez que he intentado subir un texto me ha dado problemas, pero, bueno, como dice María, por fin he conseguido romper el maleficio.

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