lunes, 28 de mayo de 2012

CHAPARRO, ELISA

CHAPARRO, ELISA: nacida en Bonares (Huelva) en septiembre de 1898 y fallecida el 27 de junio de 1987 (89 años). Nacida para el trabajo, con el sudor de su frente. Labró el campo, sirvió en casas, heredo el matriarcado de Dª Concha, su madre, y vendió en nuestro Mercado del Carmen, juntas y a solas. Sí, era de campo andaluz. Perdió el novio en la Guerra de Marruecos. Pensó en vestir Santos, hasta que llego de hurtadillas Diego. Conjugó,  con el tiempo siendo un “hombre bueno”, llegaré a  quererlo. Tuvo ocho  hijos, de los que pervivieron cinco, tres varones y, las últimas, las dos hembras, que Diego siempre  ansió. Sobrevivió, esa, la nuestra, La Civil, con papas pobres, pero limpia y honra. Nunca tuvo prisa por morir, siempre había algún asunto que arreglar, e incluso un proyecto de nieto o nieta que apoyar. No sabía leer, ni escribir, su honda pena, pero sí aconsejar: “Niñas, estudiar y ser independientes, nosotras podemos vivir sin ellos, ellos no saben vivir sin nosotras”, esa era su cantinela. Ordenaba, hacia y de vueltas mandaba con bondad y osadía. Era de este siglo, del XXI antes de que naciera. Osada viajera, en burro a Sevilla, en tren o ya en coche, empedernida buscadora supo encontrar su sitio, su mundo y su hombre. Como lapidaba, siendo joven viuda, por allá a los sesenta y tres: “conocido el diablo, no más diablo”. Amo, rió, lloró, pero nunca deshizo su roete gris perla de largos cabellos, ni cambio de atuendo, negro con motivos blancos o lilas, su cara “lavá” y un rayo de luz en la mirada blanca, de ojos color indefinido, de gata, no obstante; y vivió a los cuatro vientos, tal melena despeinada. Sol, mar, aire y lluvia, a todo plantó cara y supo recoger cosecha, alguna incluso tardía: “si siembras, quizás recojas, decía”. Descanse en Paz.

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