No sabía cuántos años tenía, nunca conoció a quienes la vida
le dieron, siempre fue de hogar en hogar. Era callado y sólo hablaba cuando
alguien lo obligaba a hacerlo. Se sentía utilizado y sabía que su cuerpo estaba
hecho para el disfrute de los demás. En su vida, había conocido tanto el amor
reconfortante como el frustrante odio… a veces incluso racista; pues había quien
lo veía más negro que blanco, y es que su piel era una mezcla, ¡no podía hacer
nada!
En estos momentos está esperando, en un rincón oscuro,
olvidado; sabe que su voz ha cambiado. Ya no lo disfrutan, siente que deben
arreglarlo o irá a parar a un hogar, donde alguien en el piano se está
iniciando.
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