jueves, 31 de mayo de 2012

Relato breve sobre Hooper


No hay casas cuyo felpudo sea el mar

                No hay casas cuyo felpudo sea el mar. No entras en la casa directamente desde el mar. Tienes que seguir conservando tu individualidad. ¿Te gustaría entrar con tu mujercita? Aúpa en los brazos, en volandas sobre tus brazos como si fuera un bebé. Entras en tu casa con tu mujercita directamente desde el mar. No notas su peso porque eres un hombre de fuertes brazos, de impresionantes abdominales y de espalda fuerte como un toro.
                Entráis chorreando agua salada y os ponéis a hacer el amor sobre la gran alfombra del salón como si fuerais criaturas marinas de antes del diluvio. Tienes que conservar tu individualidad. No puedes entregarte con los ojos cerrados a nadie ni a nada. Tienes que seguir viviendo la tortura de tu propia vida. No importa que ella sea una chica melancólica que se asome toda cool al morning sun, que deje caer los fragmentos de su propia vida desde la ventana de su cuarto piso en forma de lágrimas o en forma de una amenaza de suicidio. No te preocupes. No se tirará. Preferirá mantener intacta su propia piel. El verano está cerca y hay que broncearse. [Cantando al estilo de Georgie Dan: ¡El verano llegó! ¡Llegó el verano!] No olvides vivir tu propia vida. No olvides vivir tu propio verano. No olvides mantener tu propio pellejo hidratado y bronceado. Y cuídate del agujero de ozono. ¡Tened ojito con los ultraviolets rays! Be careful people! Así está bien. No os despojéis de vuestros trousers, ni de vuestros hats, ni siquiera de vuestros shoes. Y permitidme que os recomiende: No os vendría mal unas grandes sun-glasses. Las echo de menos en vuestras orondas y californianas faces. ¡Y vivid vuestra propia vida! ¡Acumulad vuestro propio sol, cargaos de luz como si fuerais baterías humanas para que podáis brillar, aunque sea con negra luz una noche cualquiera en la habitación de un solitario hotel!
                Habitación del hotel. Ella ha dejado la habitación junto al mar. Ha abandonado su pez y se retira a la penumbra. El sol y el pez golpean la ventana de la nueva habitación. Gritan ondas de luz y decibelios. Pero ella prefiere ahora abismarse en la lectura de su propio libro. Pronto pasará la hora del sol y la ventana quedará también a oscuras. Sólo tiene ojos para su sombrero verde, sus maletas, sus zapatos negros de tacón volcados sobre la alfombra como un coche elegante y sólo tiene para abrigarse la ropa de su cama. ¡Felicidades baby! ¡Vive tu propia soledad! ¡Apura hasta las heces la luz negra de tu orfandad! ¡Respira por tu propia piel! Breath in, breath out! [Otra vez Georgie Dan: ¡El verano llegó! ¡Llegó el verano!]
                El verano tiene sus propias ventanas iluminadas por la noche. Finalmente también abandonas la habitación del hotel solitario y te vas a vivir a un apartamentito que también se te cae encima. Derrumbada por los escombros de tu propia casa. Señor bombero, ¿pero no ve que se me ha caído el techo encima? ¿De qué techo me está usted hablando? ¿Es el de alguna habitación interior? No. De las interiores y de las exteriores, ¿no lo está viendo? Hasta el techo del jardín se me habría caído si tuviera jardín y los jardines tuvieran techo. Pues yo no veo nada de eso señora. Le advierto que con nosotros no se juega. Somos un servicio público de emergencias y las llamadas falsas son severamente prosecuted. Tendrá noticias de la oficina del sheriff. Que tenga buenas noches. Ventanas de noche. Noches de insomnio entregadas a la soledad. Angustia, angustia, angustia. Te entretienes en ordenar cajones a las tres de la madrugada. Eres el único punto iluminado de las doce plantas de tu edificio. Eres un blanco fácil, baby. El misil reventará en el centro de tu apartamentito. ¡Bienvenida a la felicidad eterna! Welcome to the never-ending happiness! Soyez vous bienvenues! Willkommen meine Damen und Herren! ¡Disfruten de la psicodelia, disfruten de su trastorno límite, disfruten de la destrucción!
                Cada vez que me encuentro con una ilustración de Hooper me viene a la cabeza el suicidio. Esa luz crepuscular que se agarra al lienzo y de rebote se agarra como un alien a mi respiración, hasta que me agota la energía que necesito para mover los pulmones. Suicidio a través de un alien. Inexplicable. No es cierto el cuadro Temprano en la mañana del domingo. Ese cuadro, como los demás, hablan del atardecer del domingo. Por la mañana el domingo todavía no te pone el regusto ácido en la boca. El atardecer del domingo: Las horas de la agonía para el mundo civilizado. Ahora me doy cuenta de que el alien está en mí, y que Hooper le da un chute de adrenalina a mi costa. Y el mundo civilizado soy yo buscando lo que no puedo encontrar. ¿O sí? Bueno, a veces me despisto de mis habituales obsesiones y tengo momentos que no son asimilables a ninguna hora del día ni a ningún día de la semana y que valen por sí mismos. Pero es mentira. Miento cada vez que me digo que puede haber una oportunidad para mí. Mi vida está poblada de autómatas que buscan no sé qué en el fondo de la taza, de chop sueys que no saben a nada por mucho que cambie de restaurante. Tengo la sensación de que la única pelirroja que pudo cambiar mi vida pasó, y de que ella también tiró su vida haciendo sin saberlo de modelo para un cuadro de Hooper. Allí, detrás de las cristaleras del bar de la esquina. 

4 comentarios:

  1. Ufffff Tino! Qué desbandada de imágenes, de sentimientos turbulentos. Logras identificarte con los cuadros como un motivo o tal vez una pincelada a tono con el sentir de cada escena.
    Me gusta como escribes, da la impresión de que las palabras fluyen como impulsos conectados a imágenes que desean hablar por si solas adquiriendo cada cual el protagonismo que se merecen.

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  2. Tino, necesito hablar contigo, es más o menos urgente... por favor... Por si no sabes quien soy, recuerda ese concierto en la unia de la orquesta del conservatorio, al que fuiste con "ella"... soy Marina, la del chelo, jeje. En fin, tengo que contactar contigo COMO SEA... creo que eres el único que me puede ayudar, o al menos, mi última esperanza... te dejo mi correo: marina.cuesta@alu.uhu.es Bueno, ojalá que respondas pronto... Un saludo...

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